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serie Instancias superiores ordenan: pintar zombies y decretar conversaciones impuras, 2013

 

 

Muere Bakunin y llega al infierno; allí, por supuesto, es recibido por el demonio en persona quien lo condecora por su inmensa labor atea y anticlerical. Luego es enviado a un sector de privilegios, libre de torturas y malos tratos. A los pocos días una insurrección violenta se desata en ese sector la cual, al ser aplastada por las huestes infernales, se descubre fue impulsada por el viejo Bakunin. Como castigo es trasladado a un sector normal en donde se producen toda clase de tormentos. A los pocos días, en una recorrida de inspección, el demonio descubre que los castigos ya no se producen: el sector está en huelga en solidaridad con los trabajadores expulsados del primer sector. Así es que Bakunin es trasladado al pozo más profundo del averno en donde las condiciones de calor extremo y tormento permanente –confía el diablo– lo tendrán entretenido. Con el correr de los días una inmensa columna de demonios de toda laya asciende desde el fondo del averno con banderas rojinegras y cánticos espeluznantes. Reclaman: jornada laboral de 8 horas, vacaciones pagas, equiparación de los sueldos y comodidades con el primer sector. Vencido el demonio resuelve enviar a Bakunin al cielo, mataría dos pájaros de un tiro: volvería a tener control absoluto del averno y le generaría a Dios un caos en el paraíso. Ansioso por reír ante Dios, a los quince días asciende el demonio y se presenta a las puertas del paraíso, allí se encuentra un inmenso cartel que dice: “Paraíso colectivizado”; debajo de él, se encuentra San Pedro con un birrete rojinegro y un fusil al hombro. Al verlo el demonio se le acerca y le pregunta: –¿Qué tal, San Pedro, cómo van las cosas por acá? San Pedro responde: –Todo tranquilo. Nuevamente el demonio: –¿No ha venido por aquí un tal Mijail Bakunin? San Pedro: –Sí así es, está adentro, ¿por qué? Demonio: –Sólo quería saber si Dios había tenido con él algún problema. San Pedro toma de los hombros al demonio y le dice: –¡Me extraña compañero, sí todo el mundo sabe que Dios no existe!

 

Mintz, FrankBakunin. Crítica y acción - 1a. ed.Buenos Aires: Libros de Anarres, 2006

“Ya no mas. Las bellezas se esfumaron y el humo se fue derechito al cielo de los recuerdos. Y no podía ser de otro modo, regidos como vivimos por las leyes de Murphy y de la termodinámica que estipulan que: que todo lo que está bien se daña y lo que está mal se empeora. Muchachitos y muchachos de Junín, idos sois. Os borró de un plumazo Cronos, el descabezador de bellezas. Y hoy por mi pobre calle sólo transitan zombies y saltapatrases, que es en lo que se ha convertido esta raza asesina, cada día más y más y más fea, más y más bruta, más hijueputa, que camina con las dos patas metidas en el lugar común de unos tenis apestosos.”

El Desbarrancadero,  Fernando Vallejo 2001

 

 

 Para INSTANCIAS SUPERIORES ORDENAN: PINTAR ZOMBIES Y DECRETAR CONVERSACIONES IMPURAS el autor reitera un comentario, o quizás una respuesta a la obra Höhere Wesen befahlen: rechte obre Ecke schuwarz malen (instancias superiores ordenan: pintar en negro el ángulo superior derecho),  de Sigmar Polke, un apunte claro al problema de la inspiración y la actuación social. Desde una clara apropiación, se somete entonces a una reflexión a conceptos como autonomía y autogestión. El modo en que  están representados estos zombies clarifica la intención del artista: pintar un ser vitalmente interactivo en completa posesión de los recursos para procesar estímulos externos, es decir, revela  los aspectos menos tangibles del pensamiento,  esta preocupación por las actividades sensoriales y cognitivas desarma la interpretación del zombie como ser inanimado, la obra acaba capturando la fluidez entre lo interno y lo externo, los procesos vitales sociales , un ser formado, ya sea productor o receptor.

 

Sus imágenes son particularmente importantes para su síntesis formal y su precisión en el uso de sus influencias bajo un estilo frenéticamente apresurado. Algo perceptible en los pequeños detalles que afloran en la superficie  de color, algunos constituyen  meditaciones vagas. Colores que no están utilizados por su credibilidad representativa, sino por su potencia expresiva, un apocalíptico mundo de fuego y temblor.

 

Lola Granados

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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