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1337 APUNTES PARA PENSAR COMO CONTINUAR EN EL NEGOCIO, 2012


EL DISCRETO ENCANTO DE SER CURADOR DE ARTE CONTEMPORÁNEO EN BOGOTÁ D.C. Jorge Peñuela

Ignoro si los curadores de arte contemporáneo tendrán ser o si es posible especular acerca de esta problemática ontológica con base en los efectos que este agujero negro produce en el pensamiento de las/los artistas.Lo cierto es que el campo artístico colombiano afronta varias dificultades. Por un lado, nuestras prácticas han sido atravesadas por todo tipo de discursos, intereses e ideologías que han generado en artistas importantes una fatiga que se transparenta en muchas de sus obras, fatiga apenas comparable con la del Atlas mitológico, salvo que en esta oportunidad no ha sido Zeus quien les impuso la responsabilidad de cargar con la moral del mundo. Esta vez ha sido la figura indecidible del curador contemporáneo quien ha maniatado la imaginación de los artistas con todo tipo de teorías. Si el artista romántico crea la regla que lo ha de juzgar, el curador contemporáneo impone la regla mediante la cual se encarna en el artista marioneta. En segundo lugar, nuestras prácticas vienen experienciando aquella rara “virtud” de la política colombiana denominada transfuguismo: como “lo contemporáneo” se ha constituido en el sol que más calienta o más dólares viajeros nos proporciona, hoy todos somos contemporáneos por arte de magia de estos agujeros negros olímpicos.

“1337 apuntes para pensar cómo continuar con el negocio” es la Idea que Andrés Bustamante pone a consideración del jurado calificador de la Segunda Bienal de Artes Plásticas y Visuales exhibida en la Fundación Gilberto Álzate Avendaño. Bustamante es un artista joven que viene exponiendo con alguna regularidad en escenarios reconocidos del campo plástico regional, a los cuales ha llegado con mucho trabajo y por esfuerzo personal, es decir, sin las mediaciones estéticas y sociales que nos exige el discreto encanto del protocolo capitalino para la “circulación” de las artes. (Algunas palabras desgastadas revelan su sentido sólo si las pellizcamos con unas comillas). A pesar del desenfado instalativo de la estructura que le permite asomarse en este espacio agreste, aparentemente apacible, el montaje visual no carece de interés para la mirada contemporánea, sensible al trazo de los grafiteros que atrapan la ignomia de nuestros tiempos con sus apuntes, veloces como un rayo en medio de esta noche oscura. La propuesta no padece algunos de los manierismos conceptuales que desconsuelan tanto del arte contemporáneo. Correlaciona imaginativamente imágenes provenientes de situaciones diversas negándonos la posibilidad de contar una sola historia. El pensamiento se expresa mediante este gesto fragmentado, el cual es todo lo que queda una vez el artista tiene el coraje de enfrentar sus más sólidas certezas y procede a fulminarlas con un trazo rápido y violento sobre sí. En efecto, se trata de una subjetividad en cierne, que “está esperando algo”, quizá la disolución final de su sí mismo para renacer luego en otra obra sin recoger ninguna de sus cenizas. El desenfado de Bustamante, entonces, no es incapacidad plástica. No obstante, es justo decir que dentro de este libreto y en el espacio específico que le fue asignado, no podía hacer mucho más, así los curadores nos indiquen en su Prefacio a la Sumisión Contemporánea, que con sólo leer lo que nos sale al encuentro con las anteojeras de su dispositivo teórico, obtendremos la pátina necesaria para que surja ante nuestros ojos “arte contemporáneo”.Si las Ideas de Bustamante dan la lucha para poder desencajar sin mayor violencia dentro del espacio promiscuo en el cual las obras invitadas se ocupan más por velar la historia del lugar que por revelárnosla, las otras propuestas son mucho máspragmáticas. finalmente, la Idea de Bustamante, “1337 apuntes para pensar cómo continuar con el negocio”. Sin duda, es la que abre sutilmente algunas incógnitas de interés transestético. Éste tipo de desasosiego es lo que debe producir un trabajo artístico. Aquí, entre nosotros y en voz queda, ¿quién ha hecho de su vocación un negocio? ¿Quién se aprovecha de la vocación de los artistas para constituir un prolífico negocio privado? ¿Quiénes son los que se lucran de este negocio velado que trae consigo “lo contemporáneo”?

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