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725 600 MINUTOS INVERTIDOS EN ALGO QUE APARENTA SER DIVERTIDO PERO QUE EMPIEZO A OLVIDAR, 2016

Parte de ideas y lenguajes dispares en una suerte de nomadismo discursivo que le permite pasar sin problema, y de forma intuitiva (casi furtiva), de una cosa a otra a la vez que incorpora, sobre la marcha, los resultados surgidos durante el proceso. Un sistema de trabajo en el que el eje del mismo se sitúa en las intersecciones, límites y posibilidades de fricción entre planteamientos distantes y plurales. Por ello, su posicionamiento en arte se resiste a repeticiones metodológicas para definirse más bien desde un esquema de apropiación obsesiva y desmedida en el que, sin alejarse de la realidad cotidiana, explora diferentes contextos de conocimiento. Un proceso multidireccional que carece de centro o núcleo fijo para trazar recorridos frecuentemente caóticos (aunque no anárquicos) cercanos al hipertexto, al hipervínculo o al pensamiento rizomático. Es decir, una producción de sentido y narratividad no-lineal definida por la acumulación molecular de unidades descentralizadas y discontinuas. Incluso, la frecuente sensación de extenuación y pérdida en la red a base del acopio de navegaciones difusas, en principio ajenas al motivo inicial de lectura o búsqueda, genera cierta complicidad con los mecanismos de recepción de sus formalizaciones en sala. Formatos como el texto, el dibujo, la fotografía, el video o la instalación en los que el artista estira y confronta los nexos posibles entre registros de diversa índole. En este sentido, no es extraño que quizás el formato de presentación que mejor refleja la complejidad procesual de su obra sea la instalación, un dispositivo plural que funciona a su vez como metáfora espacial de dicha navegación hipertextual.

Lola Granados


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