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ENSAYOS FORMALES PARA UNA TEORÍA FRIXONISTA‬, 2015


Desde la factura simple, económica e inmediata ha construido un mundo autónomo, algo que recuerda incluso a los universos paralelos generados desde contextos como el cómic, la ciencia-ficción o ciertos momentos de la historia del arte como el art brut o la mala pintura. Es decir, entornos ficticios dotados de más o menos veracidad que sugiere cierto grado de evasión y/o alejamiento de la vida diaria, ya sea por agotamiento, por desconfianza, por búsqueda utópica o por puro aburrimiento. Todos ellos productos que, tras un primer acto de apropiación de elementos extraídos de la realidad, son traducidos a un nuevo lenguaje que incorpora a su vez otros códigos de interpretación, y por tanto de consumo. Un ejercicio que, más allá del acto creativo del autor, precisa, al igual que pasa con el truco de magia, de la complicidad del receptor. Un tipo de inventiva que tiene mucho que ver con el esquema de aproximación-alejamiento de lo real que, cercano al sueño, la alucinación o el delirio, caracteriza el trabajo de Andrés Frix.

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