top of page

SOLILOQUIO DE UNA PINTURA CÍNICAMENTE ÉTICA, 2016


Cuando haces una residencia, experimentas diferentes metodologías acordes a las exigencias y necesidades del espacio vivido, cuando llegué a Málaga solo pensaba en recorrer sus calles para tal vez apropiarme de algún elemento, en realidad no pude quitarme de la cabeza ese fantasma dominante en los espacios de la ciudad: un espacio marcado por la promoción y alegoría de un Pablo Picasso que si lugar a duda representa una gran tajada del arte local, lo único que deseaba o por lo menos en ese momento era liberarme de esa carga, alejarme de la gran saturación de energía picassiana. Con la cabeza sin ideas entro a mi taller- un lugar dispuesto en la pasividad de la ciudad- y decido hacer lo que generalmente hago, imágenes, juegos formales y experimentales que responden al capricho de momento, experimentos de composición, collage, telas, esculturas en papel, dibujos, reúno cajas de madera , palos -y un montón de cosas que nunca utilice- La verdad sin tener idea de que va a suceder, solo paso días y días desarrollando una idea de instalación que responda a la asociación de cada elemento, me interesan las tensiones entre el espacio y cada material, al final tienes un montón de narrativas en la cabeza que se destruyen cuando me proponen configurar mis piezas sobre la marcha de una feria de arte en Madrid, mi grandiosa y caprichosa instalación se derrumba por no tener el espacio adecuado, en realidad entro en soliloquio al pensar como configurar esa serie de piezas en un espacio que capitaliza centímetro a centímetro y donde tu pieza adquiere un valor en centímetros, en realidad parafraseo el texto de Camnitzer artista que sigo y que disfruto leer. ¿Para que ir más allá?: son piezas con pretensiones estéticas dispuestas en un espacio, no sé si políticamente correctas para el lugar ni estéticamente adecuadas pero allí quedan montadas bajo el cinismo ético de pretender no estar allí pero de disfrutar el momento.


“El dilema no tiene solución y, como consecuencia, me armé una estructura moral que terminé denominando "cinismo ético". La esencia de esta posición se basa en la idea de que prostituirse a sabiendas es mejor que prostituirse inconscientemente. En el primer caso es estrategia, en el segundo es corrupción. Como una estrategia me sirve para identificar la línea que se está por cruzar y por lo tanto me permite, hasta cierto punto, la reversibilidad del acto. Limitándose a ser una corrupción producto de la inconsciencia, el acto se ve forzado a desembocar en una retórica justificativa, sin la posibilidad de que uno pueda asumir la responsabilidad de la decisión.

La ventaja del uso de la estrategia es que permite un análisis de las condiciones. Entre esas condiciones, permite la utilización de aquellas que pueden llevar a la implementación de una ideología, aún cuando ésta pueda parecer contradicha por los pasos tomados para instrumentarla. Pero esta frase que acabo de escribir es realmente terrible, porque lo que termina afirmando es que el fin justifica los medios. Y aquel día en que comprendí que el objeto de arte también es un objeto comercial, la iluminación había venido de la creencia profunda en lo opuesto: de que el fin jamás puede justificar los medios.”

La Corrupción en el Arte / El Arte de la Corrupción, Luis Camnitzer http://universes-in-universe.de/magazin/marco-polo/s-camnitzer-print.htm


bottom of page