APUNTES PARA : INSTANCIAS SUPERIORES ORDENAN: LLORAR EN LA LLUVIA ÁCIDA
1.
Höhere Wesen befahlen: rechte obere Ecke schwarz malen!
SIGMAR POLKE, 1969
INSTANCIAS SUPERIORES ORDENAN: ¡PINTAR EN NEGRO EL ÁNGULO SUPERIOR DERECHO!
Horas de trabajo en el taller, inmerso en un solo ideal: el Rechazar la realidad, Hacerse el de las gafas, el de los oídos gordos, perderse en las formas y los pliegues del papel, Buscar una escapatoria a tanta coherencia metida a fuerza de uso. Un paso sigue al otro, los pies en el piso, arriba y abajo. La burocracia de lo cotidiano. Intentar, como mínimo intentar. Que se mueven entre el riesgo y el refugio con una aparente simplicidad, Una mirada sobria que atraviesa la superficie de las cosas, para descubrir su interior. Una labor de reciclaje, ensamblaje y re significación, efectuada siempre con lo mínimo generando un minimalismo informal; objetos y personajes que ofrecen una realidad social integrada en un espacio de ficción, materiales cotidianos se componen en estructuras precarias de gran simplicidad que los desligan de su función o utilidad original, y al unirse establecen un diálogo que les confiere una nueva y poderosa elocuencia
El proyecto Instancias superiores ordenan: llorar en la lluvia acida se configura frente al concepto de video instalación, se distinguen tres momentos que sugieren un recorrido a través de una serie de esculturas y objetos, el espectador se desplaza por tres estructuras donde reposan una serie de telas que evocan la creación de entornos “do it yourself”. La factura simple, económica e inmediata busca el contraste uniendo, principalmente telas de colores, cartón, papel y las compensa con una proyección sobre estas mismas, algo que recuerda elementos adquiridos desde diferentes lenguajes de interés: universos paralelos generados desde contextos como el cómic, la herencia adjudicada del dadaísmo, el frikismo seudocientífico de la ciencia-ficción y de la negra memoria underground que tanto place al sector siniestro de nuestro pop; en definitiva, lo que me interesa del proyecto es que me permite definir una serie de preguntas frente a los vestigios de un período actual, quizás de crisis, quizás de cambios, posturas asumidas con el ojo denunciante; realmente confusas que distorsionan la convivencia: “conversaciones malévolas de dos moscos en leche” de quienes pretenden convivir bajo la mirada sospechosa de sus actos, pensamientos y decisiones pero que permitan discernir y favorecer un ideal de convivencia.
La primera etapa del proyecto se caracterizó por la búsqueda de ideas aleatorias, excusas que hicieron conexiones con la literatura, el cine, que le permitieron pasar y expandirse de una cosa a otra, a la vez que incorporó experimentos formales surgidos durante el proceso. De allí se construyeron una serie de esculturas de movimiento en látex, resina, telas y cartón. Mi interés por los procesos bidimensionales, el lenguaje pictórico, el collage y los fanzines, me llevan siempre a construir una serie de piezas, en las que formalmente pretendo cuestionar las nociones de unidad, orden y racionalidad. La estrategia en mi método de trabajo lo defino en un laboratorio de construcción de piezas que en ocasiones se presentan como obras superficiales, pero que esconden preguntas hacia todo. En este pequeño viaje por la construcción de la obra se fue armando el rompecabezas que conforman las preocupaciones y especulaciones que he trabajado en diferentes piezas o proyectos anteriores y que siguen y seguirán transformándose en medida de los factores psicológicos, sociales y biológicos que me rodean.
En ese ir y venir de experimentos pienso que el concepto de ficción me ha servido para definir la configuración espacial y formal del proyecto, una mixtura de elementos que extraigo de géneros narrativos a los que estoy expuesto con mayor frecuencia. Desde la factura simple, económica e inmediata propongo un mundo autónomo, en diferentes piezas que, tras un primer acto de apropiación de elementos extraídos de la realidad, son traducidos a un nuevo lenguaje que incorpora a su vez otros códigos de interpretación. Un ejercicio que, más allá del acto contemplativo y estético, precisa un acto poético, al igual que pasa con el truco de magia, me interesa la complicidad del receptor activo y la vez cómplice de la pieza. Un tipo de inventiva que tiene mucho que ver con el esquema de aproximación-alejamiento de lo real que, cercano al sueño, la alucinación o el delirio, caracteriza cada una de las piezas activas en el espacio.
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2.
SOBRE LAS SUBRUTINAS FUNCIONALES Y EL PAPEL DE SUS ESTRANGULADORES.
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Las subrutinas como estructura reticular que geometriza el comportamiento colectivo, no es más que un sistema de control, una narratividad definida por la acumulación modular de unidades. En informática, una subrutina o subprograma (también llamada procedimiento, función, rutina o método), como idea general, se presenta como un subalgoritmo que forma parte del algoritmo principal, el cual permite resolver una tarea específica.
ABUNDANCIA DE LA DESPOSESIÓN
Instancias superiores ordenan: un juego de relaciones múltiples con protagonistas que acostumbran a ser personajes extraños, sociópatas, crueles y entrañables a la vez, que experimentan situaciones y evidencian lógicas extrañas en las que hacen acto de presencia el miedo, las fobias, el amor y la crueldad. Es el caso del desequilibrado protagonista del cortometraje proyectado sobre una estructura de telas y madera que nos cuenta la historia de una vida en la “abundancia de la desposesión” (que Guy Debord predijo en su libro la sociedad del espectáculo) y que le ha llevado a alejarse de la feroz competitividad de la ciudad y exiliarse en una ficción, donde convive en soliloquio con lo que aparenta ser una aparición del tercer tipo, pero que en definitiva es la angustia de la soledad y el dialogo directo con dos gatos. Lo extraño se convierte en habitual, lo ordinario da paso a lo extraordinario. Encontramos en cada toma un sarcasmo ineludible, Sin embargo, no se trata de un humor ligero, sino antes bien, marcadamente siniestro y con una inclinación hacia lo que hay de inferior en la vida. Lo que se esconde aparece en primer plano, Como los seres apelotonados de ojos sorprendidos y demás elementos imaginables e inimaginables que con los años se acumulan en espacios tan invisibles, o quizás olvidados. Todos ellos son producto de la fantasía, o mejor, de la pesadilla, y evocan todo un mundo ajeno al control y a las apariencias.
Lo artificial y el absurdo es la estrategia para comentar estos procesos interpersonales, en realidad todo parte sin querer queriendo, inmerso en la verticalidad de horas y horas de imágenes, comentarios, opiniones, pensamientos del desayuno, selfies de montaña, corazones, likes, memes, gatos, en definitiva un bocado jugosito súper críptico de sabores dulces, salados y ácidos que buscan todo el tiempo seducirnos y poseernos, nuestro amigo el “EL ENTRE-TENER” se vuelve cómplice de nuestro drama o mejor melodrama ideológico "globalizado", en otras palabras y queriendo no irme por la tangente: un capitalismo tardío como fenómeno conciliador; como quien llora en la lluvia acida y ríe a su vez queriendo escapar o mejor buscando un espacio donde escampar de las gotas densas de sus propias lágrimas. La esfera pública se configura a través de las llamadas tormentas virtuales completamente deslocalizada y descontextualizada, es aquí donde me interesa el anglicismo shitstorm (literalmente tormenta de mierda) una referencia directa a una lluvia de críticas, a menudo insultantes o con intención de humillar, muy comunes que se desencadenan a raíz de la publicación de algún comentario en medios o redes sociales. La voluntad inconsciente y colectiva de considerarnos a nosotros mismos como víctimas y victimarios.
Instancias superiores ordenan: llorar en la lluvia acida busca una ambigüedad latente que, al igual que el músico que toca en directo, juega con una alta dosis de improvisación y sorpresa. Un terreno en el que el absurdo fluye cómodamente para dar forma definitiva a una experiencia in situ; La expresión linchamiento digital está presidida por una crueldad y una fascinación por aspectos vinculados a un mundo regido por normas y convenciones. De este modo, anormales, monstruos o personajes absolutamente asociales se presentan en el proyecto como la acumulación de partículas descentralizadas y discontinuas; una producción de sentido y narrativa no lineal que problematiza el valor comunicativo «relacional».
En definitiva el proyecto se presenta ante nosotros de forma contundente como sistema de alerta y aviso, desde la aparente ingenuidad y falta de funcionalidad. Una ambigüedad latente que expone a los sujetos como piezas claves de sistemas de producción altamente claustrofóbicos y asfixiantes, la idea causa/ efecto, y la especulación sobre la relaciones interpersonales basadas en sistema neoliberales, la paleta de color, la caricaturización y carnavalización de lo cotidiano como un elemento de discusión social.
EL BANDIDO DE LA LUZ ROJA
Surgen así una serie de poderosas imágenes que convoca la presencia de un universo propio, imágenes que nos atrapan y que luego nos sueltan sin que seamos ya los mismos. Las imágenes del proyecto quedan inmersas en un siniestro paraje de respiración entrecortada, quedan así estos signos como geografías arrasadas por un sentimiento a medio camino, entre la desolación y la claustrofobia entre el desencanto y la frustración, una periferia justificada en el análisis del cine como el eje fundamental para la activación de la narrativa en la instalación, me interesa pensar en mecanismos que se articulan frente a planos, movimientos de cámara y fotografía propia del cine, la idea de cine expandido y la ritualización presente en este lenguaje me sirven como excusa para especular entorno a la configuración de los elementos. Para esto propongo una pieza como eje de composición; un anuncio led de luz roja como un guiño a Goerge Oweel y su gran hermano propuesto en su libro 1984; índice directo de algoritmos, estadísticas y valores homogenizantes del ahora.
Desde la aparente ingenuidad y falta de funcionalidad re-pensando las posibilidades de subversión y desobediencia frente a lo correcto, el interés por el cine de Rogério Sganzerla, se enmarca en un periodo de cine marginal latinoamericano tan seriamente estúpido y tan estúpidamente serio, se nos presenta como un despliegue de astucia y vitalismo visual, imágenes en cortes rápidos con movimientos prolongados, la obra: El bandido de la luz roja del 68, una película cargada de anarquismo visual, donde el público especula sobre una voz en off que se pregunta “quien soy”, una voz reflexiva y cuestionante ante el absurdo de la actuación y el cinismo latente en el bricolaje de imágenes provocadoras que nos recuerdan lo seductor de las radio novelas o las páginas de un cómic de Alberto Breccia o Enrique Lihn. Por otro lado el análisis radica sobre la construcción de breves instantes con índices bajos de espectacularidad pero que pretenden altas dosis de momentos mínimos, que inciden y reformulan aquello que percibimos desde lo seguro. Presente en películas de Rainer Werner Fassbinder, Jhon Waters, el interés por estas películas reside en su postura frente a lo que llamamos “lo políticamente correcto”, desde la autocrítica como vinculo estético/contextual de entornos que son asumidos como nuestros, proponen conversaciones y soliloquios, que como ocurre con la propia sensación de euforia, consiguen interpelarnos e interrogarnos desde el impacto directo.
Si bien ese parámetro cultural hace que pensemos en un estado alegórico a lo llamado marginal, tendríamos que pensar que todos hemos sido formados bajo los ideales de nuestra cultura. Lo digo porque nuestra economía está basada en la informalidad y muchas de nuestras prácticas artísticas reafirman la condición de periferia y progresismo. Estas dos son quizás la cadena principal a esa aparente realidad. Nos situamos en una época en donde la imagen se ha convertido en aquella concepción barroca emprendida por las nuevas tecnologías. Si nos situamos en el siglo XVIII nos encontramos con la particularidad del manejo de la diversidad de centros, es decir, si estudiamos un gran retablo barroco, hallamos que este era el objeto simbólico por excelencia, un teatro donde las figuras se representaban por medio de su puesta en escena, los vínculos y su puesto en el mundo, formando así un gran tema, es decir varias historias en una Sola. Se rearma la unidad y se entabla un juego dialéctico que convierte la unidad en totalidad. Casi en el papel del locutor de radio se configuran elementos que definen la narrativa y en donde la estupidez social se configura como el triste destino de la avería de la conciencia, no es más que la causa individual o social, física o mental de individuos en un eterno soliloquio
El proyecto especula desde el punto de vista que definió Graham Harman como la ontología orientada a objetos, dilemas del acceso humano a la realidad en torno a los que han orbitado las filosofías de la conciencia y del lenguaje mediante un giro que recupera la especulación como vía de acceso al ser de las cosas. Es así como Jessica Stockholder, Mika Rothemberg y Mike Kelley artistas en los que apoyo mi investigación, proponen relaciones de figura /fondo en el espacio; materialidades que se definen como metáforas para construir estructuras abstractas y concretas que encuentran significados en la ficción, explorando los límites que entablamos en los ámbitos personales.
Subrutinas que se entablan como un pacto previo,
la relación con el otro se ensaya y se decide de antemano para evitar cualquier fallo o imprevisto.
Se diseña el acto oficial en el que, la combinación estratégica de elementos
ofrece unos resultados seguros y una interpretación unívoca e inflexible.
3.
CONVERSACIONES MALÉVOLAS DE DOS MOSCOS EN LECHE
Apuntes para : Chungo neo informalismo tropical
En definitiva la creación de entornos ficticios dotados de más o menos veracidad, sugieren cierto grado de evasión y/o alejamiento de la vida diaria, ya sea por agotamiento, por desconfianza, por búsqueda utópica, o por puro aburrimiento. En otras palabras, una experiencia de ficción que Juega con el instrumental de formas, objetos y texturas a su sentido más puro como "artificio”.
No existe visión alguna que no sea de colores y formas. Lo que el espectador experimenta además de dirigirse a las imágenes, es que centra también su atención en los espacios construidos que se refugian en el postulado de negarse a sí mismos, de auto-sabotearse con cuanta dosis de ironía y cinismo tenga cabida. Por lo mismo no deberá sorprendernos la insistencia en las reglas del juego donde el espectador actúa como cómplice.
Cada elemento, textura, formas que se activan por un sensor de movimiento, irrumpen en una batalla campal casi como un “ritual materialista” de materiales reconocibles que generan en el público un efecto de desconcierto análogo integrándolo como otra pieza más de esa puesta en escena, una especie de “mimesis insólita” de confrontación y diálogo de opuestos; un juego constante, errático, eufórico, voluntario y consciente a base de continuas irregularidades y alteraciones de aquello esperado, aunque sea por un instante breve de baja espectacularidad pero alta relevancia como exploración de nuestra relación con los entornos inmediatos que nos son dados.
BRICOLAJE
Frente a cualquiera de las piezas configuradas en la instalación lo que atrae y fija la atención es que se trata de imágenes que nacen de la evidente voluntad de no rendir el más mínimo margen de tributo a las reglas rebuscadas y a los principios de una retórica que se ha mantenido viva por culpa de la manera superficial y frívola como se suele considerar a estas propuestas configuradas desde ese lado b (el fanzine, el cine marginal, el cómic…) como ya lo le he descrito anteriormente me interesa apropiar estos lenguajes como estructura formal de la propuesta, el uso de materiales como el papel, el cartón las telas, en mixtura con la resina, el látex, la sublimación de soportes y el vídeo. La investigación nace porque sí, porque cada pieza se concibe como el inagotable placer de dar forma y color a formas, a su espacio y hasta a sus objetos, sin pretender cosa distinta; que permanezcan presentes, auténticos y sin afectados circunloquios en la conciencia de quien entra en contacto con ellos. Es aquí donde contextualizo la idea de bricolaje, “collage de texturas”, que están estructuradas simbólicamente y codificadas con respecto a la configuración espacial, bajo el velo de lo escenográfico con estructuras escultóricas. La atención a la forma es, por tanto, exactamente lo contrario de un acto superficial, insustancial. Me interesa pensar en la quinta fotocopia de un original; la idea de retazo y collage se enfoca en esto. Siempre he pensado en como nosotros en latinoamerica asumimos la fiesta de primer mundo en los “cunchos” de licor que quedan en el fondo de la botella, es decir; es como si nuestra participación se basara en el llegar al final de aquella fiesta y su disfrute y su clímax está en fumar las colillas que quedan en el piso.